De los mitos nunca hay una sola versión, sino que según dónde y cuándo se escuchen las voces que los relatan, varía el contenido. Este sí, se entrama en una estructura cuasi invariable que involucra dos o tres ingredientes básicos que no se modifican entre versión y versión.
Podemos decir entonces que la historia de la muerte de Rufina Cambaceres tiene algo de mito, aunque su tumba sea una concreta realidad en el Cementerio de la Recoleta, ella haya fallecido a la edad de 19 años, haya sido la hija que el escritor Eugenio Cambaceres tuvo con la bailarina italiana Luisa Baccichi, y haya muerto según los médicos, dos veces.
El relato principal que se teje en torno a las misteriosas circunstancias del fallecimiento de Rufina, cuenta que el 31 de mayo de 1902, ella cumplía 19 años. Su madre -don Cambaceres había fallecido en 1888- le había preparado a modo de festejo, una regia salida al teatro.
Estaba acicalándose Rufina para irse a la ópera, cuando se desmayó. Luisa llamó a varios médicos para que la revisaran y atendieran, pero el dictamen fue siniestro: estaba muerta.
Al día siguiente (o esa misma noche, según las versiones), Luisa, que estaba "en pareja" pero no casada con Hipóligo Yrigoyen -habían tenido un hijo en 1897, Luis Herman-, asistió al entierro de su hija en el cementerio de la Recoleta, dicen que acompañada por el mismo Yrigoyen.
Unos días después, uno de los cuidadores del lugar encontró el ataúd de Rufina movido. Avisó a sus familiares, y pensando éstos que quizás se había tratado de un intento de robo pues habían enterrado a la chica con sus mejores joyas, se procedió a la apertura del féretro para comprobar que todo estaba en su lugar.
La sorpresa fue que encontraron a la joven con sus manos arañadas y las paredes del ataúd rasguñados. Rufina no había muerto sino luego de su entierro, y lo anterior que habían observado los médicos se había tratado de un ataque de catalepsia: los arañazos eran signos de que Rufina, al despertarse, había intentado por todos los medios salir de su prisión de madera sin conseguirlo, falleciendo finalmente por asfixia.
En el Cementerio de la Recoleta puede verse la tumba de Rufina, mandada a construir por Luisa separada de la de su difunto esposo, en la que la imagen que representa a la joven está ante la misma puerta de la bóveda, con la mano aferrada al picaporte. Puede ser que represente a Rufina logrando aquello que no pudo conseguir: salir de su propia tumba, cerrando la puerta tras ella.
Hasta acá, aún con ciertas dudas, lo que se sabe.
Lo que se supone o lo que indican muchas historias conexas, son una larga serie de detalles o relatos que dibujan otros mapas con los mismos personajes, y algunos otros añadidos.
Para empezar, el contexto de la historia de Rufina y el amor de Luisa por Yrigoyen, no iban a salir impunes en la cartelera del chismorreo popular: si bien la viuda de Cambaceres y don Hipólito convivían y habían tenido un hijo en común, este hecho era objeto de oprobio en la época, y la mayoría de las cosas que se cuentan, involucran -con justa o injusta razón, no sabemos- a la misma Luisa Baccicchi, que como si fuera poco, había sido bailarina, añadiendo ante los ojos de la sociedad una mancha más para su currículum.
Una de las versiones dice que la madre de Rufina mantenía relaciones con el novio de ella, y que mientras la joven se estaba terminando de arreglar para salir al teatro, su mejor amiga le dio la noticia, causándole tal disgusto que ésta cayó como muerta al suelo.
Otra de las versiones cuenta que Luisa le suministraba a Rufina una droga todas las noches, para dejarla dormida mientras ella iba a encontarse con el propio novio de su hija. La noche de la supuesta muerte de Rufina se habría excedido en la dosis, induciéndola a un coma que los médicos no pudieron detectar.
Otra variante de la historia cuenta que Rufina logró salir de su ataúd, y que al encontrarse sola y de noche en pleno cementerio, murió de un ataque al corazón. Se toma como aval de este hecho a las versiones que dicen que el ataúd se encontró abierto.
Al fin de cuentas, el mausoleo labrado por Richard Aigner es una de las obras más inquietantes del cementerio, y denota cierta ambigüedad pues no se distingue si Rufina está entrando o saliendo de su morada final, como dándonos a entender que nunca del todo tampoco nosotros -simples espectadores post-contemporáneos- lograremos saber a ciencia cierta más que los pocos datos invariables que la leyenda nos transmite, a través de sus versiones.
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Otros datos:
+ Luisa Baccichi era conocida como "La Bachicha" por la sociedad porteña de fines del siglo XIX. Otro apodo que recibió fue "La Escondida", por haber sido sombra de Yrigoyen desde su primera presidencia.
+ Yrigoyen alquiló la estancia "El Quemado", que era propiedad de los Cambaceres, para trabajarla pues Luisa no podía encargarse de ella. En esa estancia el mismo Yrigoyen desarrolló parte de sus encuentros políticos, acompañado por Luisa, anfitriona natural del lugar.
+ Dicen que el novio de Rufina se suicidó en la puerta del Café Tortoni, veinte días después del fallecimiento de ella.
+ Hipólito Yrigoyen fue profesor de Instrucción Moral y Cívica en el Colegio Normal de Maestras, designado por Sarmiento. Una de sus alumnas fue Alicia Moreau de Justo.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
HOY: Miercoles, 5 de septiembre de2007
Hoy:
- Una Buena Historia -
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5 comentarios:
Por lo menos sería de buen tono mandarme un mail y avisarme que vas a reproducir un post mío COMPLETO, de cabo a rabo, sin modificaciones.
Falta de ética, todos los días vemos, no la fomentes.
Saludos.
Baterflai,
No creo que este mal lo que hizo, acalararon que lo habian sacado de mantantiru.
De hecho, gracias a esto yo conoci tu blog y me parece muy bueno.
Creo que mientras se nombre de donde viene no es plagio y mucho menos falta de etica.
Si lo hubieran escrito sin nombrar la fuente es otra cosa.
Y tambien se ve todos los dias mucho egoismo en la calle, no lo fomentemos tambien en internet que es lo unico libre que nos queda!
Saludos
Achi
Bater! Que fea la actitud, si dijo y puso link hacia su blog. Comparta su creatividad señorita! Lo que hace uno y liberar al publico es del publico. Fomente la solidaridad que eso nos hace falta! Una pena porque leo hace mucho su blog y me caia bien.
Saludos.
Mathieu
Muchacho, pero me vengo a enterar por las entradas que tengo desde acá, sin conocer al que firma y sin saber quién es.
Un avisito no cuesta nada, o un "che, me copó, lo puedo poner allá?".
No sé, es la primera vez que me pasa y la verdad, que muy lindo no se siente.
Qué se yo, por lo menos en el medio que suelo transitar, se pide permiso o se avisa por correo.
No se avisa poner un link a alguna parte, sí se avisa de la reproducción completa de un post.
Qué se yo, son formas. Una cosa es la libertad y otra cosa agarrar las cosas sin avisar o pedir permiso.
Que de última iba a estar, no sé, ponele que entro a la casa de un vecino que no conozco y me encuentro mi bufanda arriba de su silla. Todo ok que haya tenido frío y la haya agarrado, pero si me avisaba, mejor.
Capaz no se siente lindo porque es muy celosa de sus cosas. El medio que usted transita es el mismo que todos nosotros, y a mi me encanta ver esparcido por alli mis palabras. Me encanta aun mas verlas sin saber que se habian ido.
Estamos aqui para pasarla lindo todos juntos Bater, y a no desesperar, a lo mejor por ser la primera vez se da cuenta de la gran publicidad que gano y le suman un votito para los BOB's! ;)
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